Xoloitzcuintle, la raza de perros prehispánicas que vivían en México

La palabra “xoloitzcuincle” proviene del náhuatl y se descompone en xólotl que significa esclavo, extraño o deforme e itzcuintli que quiere decir perro.

De acuerdo con el antropólogo Raúl Valadéz Azua, este can es endémico del continente americano, principalmente de México. De acuerdo con los distintos fósiles encontrados del Xoloescuincle, se cree que su existencia data de hace aproximadamente 1300 años.

El xoloescuincle es una de las tres razas de perros prehispánicas que vivían en México -las otras son el itzicuintli y el tlalchichi.

Se le consideraba el perro representante del dios Xólotl y su función era guiar las almas de los fallecidos al Mictlán. Además, durante el periodo prehispánico, estos perros eran utilizados en sacrificios rituales y se dice que también en guisos.

Cuando la Iglesia ordenó el asesinato de gatos en la Edad Media por creerlos seres diabólicos, la Corona española dictaminó durante el siglo XVII acabar con los perros nativos de la Nueva España.

Debido a esto, los perros mexicanos sin pelo fueron envenenados. Como consecuencia, estas razas fueron llevadas casi a la extinción. Sin embargo, en 1950 fueron redescubiertos en algunas zonas de Guerrero y Oaxaca. Desde entonces, las personas se han esforzado por conservar a esta especie muy especial.

Los xoloescuincles pueden tener o no pelo. No obstante, los que tienen pelo son descartados por la Federación Canófila Mexicana como raza pura y se promueve su no reproducción.

La existencia de los ejemplares con pelo es necesaria para mantener el equilibrio en esta especie tan rara, de lo contrario, su descendencia se volvería cada vez más débil debido a inconvenientes genéticos.