Los colonos se han visto obligados a tomar la justicia en sus propias manos debido a la creciente delincuencia en la zona. El fraccionamiento sufre de problemas de robo de automóviles, robos a viviendas, asaltos a transeúntes e incluso agresiones sexuales en espacios públicos.
La falta de respuesta por parte de la Policía Morelia y la omisión de las fuerzas de seguridad municipales han dejado a los residentes en una situación difícil. En los últimos 3 años, han capturado a más de 1,000 delincuentes, lo que refleja la gravedad del problema.
La reciente situación en la que una mujer encontró a dos delincuentes en su domicilio y la posterior respuesta de los vecinos ilustra la urgencia de abordar este problema de seguridad.
La demora de la Policía en llegar a la escena del crimen y su negativa a llevar a los ladrones ante el ministerio público son cuestiones que aumentan la frustración de los residentes.
La falta de alumbrado público en un 80% del área también es un problema adicional que facilita que los delincuentes se oculten en la oscuridad.
Desde la administración de Alfonso Martínez Alcázar en 2015, las organizaciones de vecinos han capturado a más de 1,700 delincuentes, pero la preocupación radica en que la mayoría de ellos son reincidentes.