Un 18 de septiembre pero del año 2000 el nombre de México se ponía en alto en los Juegos Olímpicos de Sydney gracias a Soraya Jiménez Mendívil, quien entró a la historia del deporte nacional al convertirse en la primera mujer mexicana en colgarse un oro olímpico.

La deportista logró la gran hazaña en la disciplina de halterofilia, donde contra todos los pronósticos consiguió meterse a la final en la categoría de los 58 kilogramos, levantando en sus hombros un total de 225.5 kilogramos.

Tras ello, Jiménez Mendívil pudo subirse a lo más alto del podio e incluso logró superar a la competidora favorita la norcoreana Ri Song Hui, así como a la tailandesa Suta Khassaraporn.

Cabe mencionar que la deportista mexicana no solo hizo historia en nuestro país al conquistar la presea dorada pues también dejó su nombre en las competencias olímpicas ya que la justa celebrada en Australia fue la primera que incluía la disciplina de halterofilia femenina.

Desde hace 20 años y tras el logro obtenido en el Centro de Conferencias y Exposiciones de Sydney, el nombre de Soraya Jiménez quedó inmortalizado, pues desde ese día nació una leyenda que quedará siempre en el recuerdo del deporte en el país.

Jiménez Mendívil perdió la vida a los 35 años de edad a causa de un infarto, el cual fue provocado por las diversas cargas de trabajo a las que su cuerpo estuvo sometido durante su carrera en el deporte.

Cabe mencionar que aunque la deportista triunfó en la halterofilia su vida no siempre estuvo relacionada con esta disciplina pues en un inicio practicó junto a su hermana gemela basquetbol, incluso llegaron a ser seleccionadas nacionales.

Sin embargo, una lesión la llevó a un gimnasio de pesas para iniciar con su terapia de rehabilitación y fortalecimiento, por lo que a los 14 años, Soraya cayó en manos de Ignacio Fuentes, quien se convertiría en su primer entrenador en la disciplina que tiempo después la llevaría directamente a la gloria deportiva.