Emmanuel Cervantes
El alcalde moreliano Alfonso Martínez Alcázar anda mal y de malas. No sabe qué hacer con su equipo y estrategia de comunicación. Cita a reuniones privadas para pedir apoyos y hay un fallecimiento.
Por partes, regresando de su viaje a Españaen enero pasado, empezó a sostener reuniones con su equipo de trabajosumamente irritado porque sus proyectos no funcionan. Alfonso vende apariencia.
Alcázar ha explotado contra su equipo de comunicación y en reuniones con empresarios del sector. Ha dejado en claro su impotencia.
Pero, también es verdad que no se observa un plan de trabajo a largo plazo, es decir, Alfonso vende imagen en redes sociales. La Policía Municipal es su estandarte; pero justo ahí es donde se han provocado los mayores conflictos públicos en las últimas semanas. Alfonso anda en la búsqueda de una consultoría de marketing y comunicación.
Días atrás, Alfonso estuvo presente en el Hotel Boutique Casa Madero -que es público que es el dueño, pero que casualmente en últimas fechas se corrió el rumor que ya no forma parte de él- con un grupo de empresarios, mujeres en su mayoría en un encuentro privado.
Lamentablemente, una mujer falleció durante la reunión. Hay una instrucción precisa del alcalde en que no se conozca esta información, que no lo vinculen al hotel y mucho menos su presencia. Se confirmó que Alejandro González Cussi, comisionado municipal de Seguridad, también estuvo presente. Su actuar en la crisis, refieren testigos presenciales, no fue la mejor. El alcalde, se retiró de inmediato.
La desgracia, de acuerdo a una versión, es que sufrió un golpe al caerse, comenzó a convulsionarse y falleció. Un infarto, refieren otros.
Electoralmente hablando, Alfonso, deberá decidir si busca la reelección o el Senado. Si va al escaño son altas las probabilidades que sí llegue, por primera minoría.
Si prefiere reelegirse, como hasta el momento es su intención, el escenario se complicaría y él lo sabe. La alianza, es decir PRD y PRI urgen que sí se reelija, para así abrir posibilidades del escaño a alguien más; incluso si se sacrifica Morelia.
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