En los últimos años, las fuentes “danzantes” de Morelia han sido objeto de inversiones millonarias, pero su funcionamiento ha sido un desafío constante en la historia de la “Ciudad de la Cantera Rosa”.
La administración de Alfonso Martínez Alcázar invirtió inicialmente 5 millones de pesos en 2018 para restaurar estas fuentes, sin embargo, han pasado más tiempo descompuestas que en pleno funcionamiento.
Pocos meses después de la inauguración por parte del entonces alcalde independiente, las fuentes volvieron a fallar y permanecieron inoperantes durante más de dos años. En 2020, el alcalde Raúl Morón Orozco destinó otros 320 mil pesos para reparar las bombas, el cuarto de máquinas inundado y el software que operaba la fuente.
Sin embargo, los problemas no cesaron. Tras la salida de Morón Orozco de la alcaldía, las fuentes volvieron a fallar y estuvieron abandonadas durante otros dos años.
Recientemente, en agosto pasado, Netzahualcoyotl Vázquez, director de Servicios Públicos municipales, atribuyó la falta de funcionamiento de las fuentes al vandalismo.
Estas fuentes, que se consideran las más caras en la historia de Michoacán, fueron víctimas de robos, a pesar de la presencia de la Policía Morelia en el área y las cámaras de vigilancia instaladas por el municipio. Los ladrones lograron llevarse equipos de reflectores y sistemas de iluminación, lo que resultó en un costo de más de 450 mil pesos solo para reemplazar el equipo robado.