María Izquierdo: La pintora mexicana que murió en el olvido

En la historia del arte mexicano hay un nombre que pocos conocen, pero que llegó a ser más importante que algunos de los pintores que son reconocidos actualmente: María Izquierdo, una artista que no sólo fue “bloqueada” por algunos de los grandes pintores de su época, sino que también murió en la pobreza, casi olvidada por la historia.

En 1943 contrajo matrimonio con Raúl Uribe, un pintor sudamericano quien vendió su obra principalmente a diplomáticos alrededor del mundo. Después de sufrir un ataque de hemiplejía en 1945, Izquierdo quedó paralítica del lado derecho de su cuerpo, y aunque Uribe le robó el dinero que ganó con sus pinturas para después abandonarla, no dejó de pintar sino hasta el fin de sus días en 1955 en la pobreza. No sólo con él tuvo un destino trágico, María parecía destinada a no poder amar. 

Fue una de las más grandes pintoras mexicanas del siglo XX. Nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, ingresó a la Academia de San Carlos en 1928 y fue alumna de Germán Gedovius y Manuel Toussaint, pero desde el inicio se mostró ajena a las tradiciones, ya que abandonó la institución al primer año porque quería representar escenas más auténticas. 

Tuvo como influencia a Rufino Tamayo, con quien vivió algunos años, y así como él, mostró absoluto interés en el arte europeo de vanguardia para combinarlo con elementos de la cultura mexicana. Compartían su amor al arte, tenían propuestas frescas que cambiarían el rumbo del arte chauvinista mexicano y se complementaban en una forma casi representativa, pero todo cambió cuando apareció en el panorama Olga Flores, una pianista que se enamoró de Tamayo y que logró que este se olvidara de ella. Pero no sólo eso, sus celos hicieron que prácticamente Tamayo no volviera a mencionarla, ni siquiera a sus amigos. 

Consiguió un estilo único que le ganó su primera exposición en la Galería de Arte Moderno en la Ciudad de México en 1929, y un año después en el Art Center de Nueva York. Fue la primera mexicana en exhibir en Estados Unidos. Pero no sólo eso, también presentó su obra en Japón, Francia, India y Chile. 

Durante los años 30, Izquierdo ya había creado su propia visión a partir de los distintos viajes que realizó con Tamayo. Descubrió nuevas perspectivas al presenciar el arte extranjero y deseó traerlo a nuestro país. El resultado fueron obras altamente influenciadas por el surrealismo, vanguardia que la llevó a representar sus ideas con una espontaneidad natural y fue capaz de captar la cultura mexicana a partir de ideas casi poéticas. 

Entre los temas que pintaba Izquierdo, que bien podrían parecer “vacíos”, se encontraban bailarinas, circos, caballos, vacas, perros, mujeres, niños y las tradiciones mexicanas, pero al representarlas con su estilo, parecían estar en otro plano con un sentido melancólico, como si estuvieran absolutamente solas.

Pero como la mayoría de las mujeres representativas de su época, María Izquierdo fue víctima del machismo en México y también luchó por combatirlo. En 1937, siendo miembro de la sección femenil de Artes Plásticas de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública, organizó una subasta de arte y exhibió una ilustración para un cartel que decía “Proletario, destruye a tus enemigos de clase” y además declaró que la mujer debía dejar de ser concebida como un objeto y convertirse en un factor participativo dentro de la lucha de clases, esto debido a su fuerte influencia del comunismo como muchos artistas de esos tiempos.