La Piedra del Sol salió a la luz un día como hoy

Un 17 de diciembre, pero de 1790, fue descubierta la “Piedra del Sol”, al sur de la Plaza Mayor de la Ciudad de México. El descubrimiento aconteció mientras varios peones se encontraban excavando la zona para nivelar la plaza y empedrarla, por órdenes del virrey Juan Vicente de Güemes (1738 -1799), II Conde de Revillagigedo.

La Piedra del Sol es un monolito de basalto olivino que pesa cerca de 24 toneladas, tiene un diámetro de 3.6 m y un espesor de 1.22 m. Fue elaborado por la civilización mexica, que dominó gran parte del México prehispánico desde México-Tenochtitlan antes de la conquista de los españoles. En su iconografía central se encuentra el rostro de “Tonatiuh”, el dios del Sol, rodeado del glifo “Nahui Ollin” (4 movimiento), que hace alusión el mito de los Cinco Soles, según el cual los dioses prehispánicos habían destruido el mundo en cuatro ocasiones, y los mexicas creían que vivían en el Quinto Sol o Sol del Movimiento.

En la Piedra del Sol también se esculpió iconografía referente a la cuenta calendárica y al movimiento de los astros, por lo que también ha sido conocida como “Calendario Azteca”. Además, en la parte superior del monolito se encuentra el símbolo de la caña (“acatl”) rodeado de 13 unidades numéricas, que representa la fecha  “13 Acatl”, que corresponde al año 1479, que probablemente indica la fecha de conclusión del monumento, durante el reinado del “huey tlatoani” Axayácatl.

Después de su descubrimiento, el 2 de julio de 1791 la Piedra del Sol fue colocada al costado de la torre poniente de la catedral Metropolitana, donde fue observada por los habitantes y visitantes que concurrían, entre ellos el ilustre explorador alemán Alexander von Humboldt. Al estar en la intemperie, el monolito sufrió algunos daños, además, durante la Invasión de Estados en México, los soldados norteamericanos que ocuparon el Zócalo capitalino en 1847, usaron la Piedra del Sol para tiro al blanco.

Fue hasta agosto de 1885 que la Piedra del Sol fue trasladada al Museo Nacional, al lado de otros monumentos escultóricos prehispánicos. En 1964 fue trasladada al Museo Nacional de Antropología e Historia, donde se encuentra actualmente. Desde entonces, la Piedra del Sol es un icono del nacionalismo mexicano, logrando aparecer en las monedas de uso cotidiano.