El centro histórico de Morelia, Michoacán, solía ser un lugar emblemático, lleno de historia y belleza arquitectónica. Sin embargo, en los últimos años, ha perdido su encanto debido al dominio desenfrenado de los franeleros, quienes han tomado el control de las vialidades principales.
Decenas de franeleros operan a diario en el centro histórico y otras áreas clave de la ciudad, aprovechándose de la falta de vigilancia y la ausencia de políticas efectivas por parte de la administración municipal. Lo que comenzó como una reducción de espacios para estacionamiento en vía pública durante la gestión de Alfonso Martínez Alcázar en 2022, se convirtió en un lucrativo negocio para estos individuos.
La calle Galeana es un claro ejemplo de este problema. Aquí, los franeleros cobran hasta 300 pesos al mes por “apartar” un lugar de estacionamiento, sometiendo a los oficinistas, comerciantes y trabajadores de la zona sur del centro histórico a sus abusivas tarifas.
La situación ha llegado a tal punto que los ciudadanos se ven obligados a pagar estas tarifas exorbitantes, incluso cuando los franeleros están implicados en actividades ilícitas, como el robo de autos y el “halconeo”. Se estima que hay más de 100 franeleros solo en el área del centro histórico, y la problemática se extiende incluso a las afueras del primer cuadro, donde la autoridad municipal parece hacer caso omiso.
¿Cómo es posible que una ciudad con tanto potencial turístico y cultural permita que una minoría descontrolada tome el control de sus calles? ¿Es realmente un problema de abandono municipal o hay complicidad detrás de esta situación? Son preguntas que requieren respuestas urgentes por parte de las autoridades locales y que demandan acciones concretas para devolverle a Morelia su esplendor perdido.