En política no hay casualidades. No es de gratis que Fidel Calderón quien era el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, haya decidido romper con el gobernador Alfredo Ramírez -del que se jactaba diciendo que era su amigo personalísimo-.
Detrás, está la amistad entre el diputado y Alfonso Martínez Alcázar, presidente municipal de Morelia. Torreblanca dilapidó en menos de un año el poder que le fue prestado para presidir la Jucopo. Su carácter y ambición le provocó el repudio de sus pares.
Calderón Torreblanca inició una pelea en contra del gobernador Ramírez Bedolla, pero no para acceder a una candidatura al Senado, porque el diputado sabe que no lo logrará. Lo hace para causar división al interior de Morena y empezar a cimentarle el camino al panista Alfonso Martínez hacia la gubernatura.
Alfonso sabe que la reelección en Morelia se le está complicando y ahora empieza a visualizar el senado y de ahí la gubernatura y para ello se escuda en su amigo, Calderón Torreblanca.
Se trataría de un acuerdo para atomizar a los precandidatos de Morena y provocar ruptura que facilite el camino al empresario, quien recientemente fue denunciado ante la Auditoría Superior de Michoacán (ASF) por presunto enriquecimiento oculto. Alfonso gana siete millones de pesos al mes, de acuerdo a esta denuncia presentada por Juan Carlos Barragán.
El diputado Calderón, como parte de esa estrategia, ataca a Carlos Torres Piña, ya que sabe que es el único perfil que le ganaría a Alfonso Martínez; en cambio, si logra quitar del camino al secretario de Gobierno, lograría que el alcalde de Morelia tenga mayores posibilidades de ganar ante una eventual candidatura de Leonel Godoy o Raúl Morón. Pero Alfonso quiere la gubernatura y Fidel lo está ayudando.