EMPRESARIOS Y CONTRAINSURGENCIA

La contrainsurgencia es un conjunto de medidas económicas, políticas, sociales, psicológicas y militares para contener sobre la base de violencia
de clase el descontento popular; para quitar base política al movimiento revolucionario y aniquilarlo militarmente; para “ganar mentes y corazones” que no es otra cosa que doblegar conciencias con el terrorismo psicológico; y para “sacar el agua a los peces” lo cual se traduce aislar a los revolucionarios del pueblo para aniquilarlos físicamente con la política de gobierno fincada en la violencia de Estado.
La táctica consiste en aplicar un conjunto de medidas diseñadas para confundir y confrontar a la base política que sustenta a los revolucionarios; el objetivo es concreto, quebrar la voluntad popular de combatir con el terrorismo de Estado, en general, antes de los golpes militares antecede el “ablandamiento del terreno”, es decir, se implementan medidas que desacreditan a los revolucionarios y la lucha que enarbolan, ubicados son aniquilados físicamente y presentados como delincuentes o infractores de la ley, se les presenta como el enemigo interno que no es considerado sujeto de derecho.

En México desde mediados de los años 60´s del siglo pasado los gobiernos priistas instrumentaron la política de seguridad interna fincada en la Guerra de Baja Intensidad, de ahí se desprende la política de

contrainsurgencia que cobró miles de víctimas.
Desde hace muchos años se había denunciado desde la trinchera de las armas que la política de contrainsurgencia había sido exigida por los oligarcas, denuncia que siempre fue desestimada por el mundo de la política burguesa, no obstante, en tiempos modernos investigaciones periodísticas confirman lo que tanto se negó: los empresarios mexicanos, en específico los oligarcas crearon su propio ejército contrainsurgente.

La verdad sale a flote, el PAN y empresarios mexicanos crearon en la década de los 70 del siglo pasado un grupo militar armado de ideología reaccionaria que hasta 1996 seguía activo. El Ejército Azul fincaba su financiamiento en los empresarios y la actividad del narcotráfico; tenía vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA); recibió entrenamiento en los Estados Unidos, Alemania e Israel.

Estos datos revelan con claridad que bajo la política de contrainsurgencia que asumió el Estado mexicano estaba fincada en la política contrarrevolucionaria del imperialismo y el sionismo. Ambos han entrenado y capacitado al aparato represivo mexicano, eso es del dominio público, lo que se confirma es la participación directa del imperialismo en la implementación de la contrainsurgencia y el financiamiento de ésta por la oligarquía mexicana a través del PAN, éste como partido burgués se revela en su esencia criminal y reaccionaria.

El Ejército Azul es en esencia un grupo paramilitar reaccionario tolerado por el Estado mexicano, su actuar consiste en ser el instrumento para el trabajo sucio del aparato represivo; creado con fines contrainsurgentes para combatir al movimiento revolucionario en México y Latinoamérica, su participación en la contra en Nicaragua explica con creces su condición criminal.

Las denuncias políticas que se hicieron por el conjunto del movimiento popular y sostenidas por el movimiento revolucionario hoy adquieren dimensión, se elevan a verdad, porque el Ejército Azul reclutaba en organizaciones ultraderechistas como el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), en los porros de Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), el Instituto Francés de la Laguna en Durango y Coahuila y el Instituto Tecnológico de Chihuahua, es decir, ésta era la base política de la reacción, de aquí surgieron los criminales de Estado que hoy operan el aparato represivo.

Tanto el Yunque y el Ejército Azul son organizaciones criminales reaccionarias, organismos paramilitares auspiciados por la oligarquía mexicana y alimentados políticamente por los políticos de oficio ultrarreaccionarios, he ahí el origen del señor Calderón, ahí está la fuente ideológica de donde argumentó su política reaccionaria fincada en el fetiche de la seguridad para garantizar desarrollo económico.

Su condición ultrarreaccionaria se encuentra en la fuente ideológica de donde se nutren, en el anticomunismo, si éste es su ideario, es fácil

comprobar por qué los panistas son proclives a la concepción fascista.
En su concepción ideológica encontramos la defensa y difusión del racismo, ideas ultrarreaccionarias y la promoción de la subordinación a los intereses del imperialismo norteamericano.
Su concepción reaccionaria toma cuerpo en el odio manifiesto a los homosexuales, las madres solteras, al indígena, a los trabajadores, a los profesionistas progresistas, y sobre todo a los comunistas.
Pareciera que los datos fueron del pasado y que hoy no existe tal situación, no obstante, parte de la violencia que enfrenta el pueblo organizado o el que protesta es la que emana del mundo empresarial a través de sus organismos militares clandestinos, su actuar está en defensa de los intereses de las empresas mineras y madereras en el norte y el Sur-Sureste del país.

La violencia reaccionaria adquirió legalidad en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, el primero desde sus rasgos cantinflescos dio carta blanca para que la cúpula policíaco militar reiniciara oficialmente una nueva oleada de contrainsurgencia expresada en una política de seguridad que ponderaba la militarización del país; Felipe Calderón, con su política de “guerra contra el narcotráfico y la delincuencia” instituyó formalmente la política de gobierno fincada en el terrorismo de Estado.

El resultado está a la vista, la política de gobierno que finca el desarrollo económico en el fetiche de la seguridad ha cobrado en dos décadas cientos de miles de víctimas, constituyen el universo de los crímenes de lesa humanidad que son a la vez crímenes de Estado.

El reconocimiento oficial de más de 105 mil desapariciones forzadas de personas nos indica la magnitud de la violencia de clase que se le dio curso legal en los gobiernos señalados, nos habla del carácter reaccionario y criminal de la oligarquía y su partido político que los representa: el PAN.

CON INFORMACIÓN DE PERIODICO EL INSURGENTE DE PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO / EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO