En un evento que marca el final de una era en la política mexicana, los militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) comenzaron a desmantelar las oficinas de su sede nacional. Esta acción se produjo después de que el partido no lograra alcanzar el umbral del 3 por ciento de las preferencias electorales en las elecciones del 2 de junio, lo que resultó en la pérdida de su registro como partido político.
En escenas que simbolizan el cierre de un capítulo significativo en la historia política del país, se pudo observar a miembros del PRD retirando muebles, televisores y otros bienes de las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional del partido. Este acto final pone punto final a la trayectoria del PRD, que alguna vez fue la principal fuerza política de izquierda en México.
Además del desmantelamiento de la sede, también comenzó el proceso de liquidación de más de 200 trabajadores que hasta hace pocos días laboraban en las oficinas del partido. Esta medida es consecuencia directa de la drástica reducción en el apoyo electoral que el PRD recibió, registrando solo el 1.86 por ciento de la votación total en las elecciones presidenciales, lo que equivale a un millón 121,007 votos según los cómputos distritales definitivos.
Fundado el 5 de mayo de 1989, el PRD jugó un papel crucial en la política mexicana, promoviendo políticas progresistas y participando en numerosas contiendas electorales a lo largo de sus más de tres décadas de existencia. Sin embargo, los recientes resultados electorales señalaron el fin de su influencia política.