En los últimos días, México se ha visto afectado por dos poderosos fenómenos naturales: el huracán Lidia y la tormenta tropical Max.
Estos eventos meteorológicos han dejado un rastro de destrucción y, lamentablemente, han cobrado la vida de cuatro personas en los estados de Jalisco, Nayarit y Guerrero.
Lidia, inicialmente un huracán de categoría 4, azotó la costa del Pacífico, dejando a su paso dos víctimas mortales. Uno de los fallecidos perdió la vida al intentar cruzar un arroyo desbordado en el municipio de Pihuamo, Jalisco, mientras que otro hombre perdió la vida cuando un árbol caído impactó su vehículo en Bahía de Banderas, Nayarit.
Max, por su parte, llegó a tierra como tormenta tropical en Guerrero, donde se registraron dos muertes. Una persona trágicamente cayó en un socavón en la carretera Acapulco-Zihuatanejo, y otro hombre fue arrastrado por la corriente en el municipio de Técpan.
Estos sucesos resaltan la importancia de la preparación y la respuesta efectiva ante desastres naturales, así como la necesidad de medidas preventivas para proteger a la población.