Conoce a Evaristo Aguilar, creador del proyecto BarCo música huasteca contemporánea

Investigador y docente de la Facultad de Música y Artes de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), Evaristo Aguilar ingresó recientemente al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) en la disciplina de Composición musical.

El reconocimiento le fue otorgado por su proyecto El barCo: música huasteca contemporánea , que le permitirá realizar obras por un periodo de diciembre de este año a noviembre de 2024.

Doctor en Artes musicales por la Universidad de Salford de Manchester, Inglaterra, con el apoyo de la UAT ha desarrollado su obra colaborando con músicos, artistas e investigadores en más de 25 países.

En entrevista, Aguilar define su obra como “música huasteca contemporánea. Con el apoyo del SNCA estaré creando música a partir de la cultura huasteca en colaboración con diferentes artistas, como son músicos y bailadores tradicionales, principalmente, así como improvisadores, biólogos, pintores, fotógrafos, bailarines y coreógrafos de varios países, como Australia, Japón, Suecia, Inglaterra, Italia, Chile, Perú, Estados Unidos y México”.

 

¿Cuándo iniciaste este trabajo?

Comencé formalmente en 1999 con algunos de los viejos huapangueros en Tampico, como Felipe Turrubiates, Salvador Arteaga y Basilio Martínez Aguilar. Como percusionista comencé con la intención de conocer la rítmica del trío huasteco porque me interesaba transcribir estos ritmos: qué pasaba con el violín, con la jarana, con la quinta huapanguera y su manera de interactuar. Comencé a platicar con algunos de ellos para iniciar un trabajo de investigación de campo y después adaptar varios sones huastecos a instrumentos de percusión. También comencé a hacer lo mismo con algunos bailadores y los ritmos del zapateado.

De 2003 a 2006 realicé el trabajo de posgrado “Los ritmos de la huasteca”, y como resultado generamos la primera obra que se llamó Sonidos de Tampico. El proyecto partió de la curiosidad, del asombro y del respeto que siempre he tenido por la música de la Huasteca, pero se fue ampliando a una cuestión cultural amplia que también tiene que ver con la gente en el contexto del ambiente rural y urbano de la zona. Aquí ya era más bien una abstracción que transcribir textualmente los ritmos.

 

¿Cómo se dio la interacción con otros artistas?

A partir de ahí se dieron colaboraciones con muchísimos artistas que pudimos traer a la Huasteca para generar proyectos específicos. Esta es la primera vez que participo en una convocatoria del SNCA, y aunque es algo que he trabajado desde hace mucho tiempo, ahora voy a desarrollar propuestas de música que no había explorado, sobre todo con quienes ahora voy a colaborar.

 

¿Puedes mencionar algunos de estos colaboradores?

Hay mucha gente de la Huasteca. Por ejemplo, he estado trabajando mucho con un huapanguero veracruzano, Osiris Caballero, un excelente violinista y cantador, y también está el percusionista chileno Gerardo Salazar o el violinista italiano Davide Nicolini.

En otras obras tengo contemplado al grupo AfroPerú de Rafael Santacruz, a dos improvisadores, la percusionista australiana Vanessa Tomlinson y el pianista estadunidense Erik Griswold, así como músicos del Adelphi Contemporary Music Group de Inglaterra, el vibrafonista sueco Anders Astrand, el cantante estadunidense Gary Grade y el grupo de mujeres percusionistas Caixa Trio, también de Estados Unidos. Estos son algunos de los músicos que colaborarán en la música nueva, pero todo estará entrelazado con tríos huastecos, como Los Caimanes de Tampico o Alegría Huasteca, en el que están Chanito Silva, Juan Balleza y Basilio Martínez, que son de los pocos huapangueros de la tradición vivos.

 

¿Cómo toman tu propuesta los músicos tradicionales?

Al principio, me refiero a hace muchos años, no tenían una idea clara de por qué había un interés de tocar el huapango en otros instrumentos, pero con el paso del tiempo, y como vinieron también muchos compositores y artistas de varias disciplinas de varios países, creció el interés.

En este proyecto siempre se ha considerado al músico huasteco como parte medular del proyecto. Se ha respetado la inspiración de estos grandes improvisadores y para ellos ya no les resulta ajeno porque han estado inmersos en muchas colaboraciones con varias temáticas. Si al principio era como algo raro, ahora ellos se sienten a gusto con este tipo de experimentación, porque obviamente ellos siguen tocando según la tradición. Insisto: estas colaboraciones se han hecho siempre con mucho respeto y con el aval y el permiso de cada uno de ellos, explicando de qué se trata cada cosa.

 

¿Desde cuándo se remonta tu relación con esta música?

Mi padre, Juan Jesús Aguilar León, hizo una investigación que dio por resultado el libro Los trovadores huastecos en Tamaulipas. Entonces, desde niño me tocó conocer a todos estos huapangueros en la casa. También acompañaba a mi padre a grabarlos a algunas comunidades. En este libro los músicos platican que venían de sus pueblos y comunidades para reunirse y tocar en un lugar que se llamaba el Bar Comercio, que estaba en el mercado de Tampico. Por esto este proyecto se llama El barCo, porque tiene que ver con el Bar Comercio, con esa llegada de los huapangueros a la ciudad. Las obras tienen que ver con el puerto, con la Huasteca y, principalmente, con los huapangueros.

 

¿Cómo describirías las obras?

Aunque tienen un corte contemporáneo, experimental, con improvisadores de altos vuelos, el propósito es, precisamente, la integración, la derivación y la generación de una temática presente en la Huasteca, teniendo a estos extraordinarios músicos huapangueros como el corazón del proyecto. Aunque el Bar Comercio ya no existe y quedan muy pocos músicos apegados a la tradición, esta es una propuesta que reúne dos mundos. Como fan de estos músicos he hecho esta serie de composiciones que tienen que ver con todo esto, además de temáticas que están inspiradas en elementos naturales de los usos y costumbres de esta exuberante región, aunque el punto medular sí tiene mucho qué ver con el puerto de Tampico.