El presidente Joe Biden escribió un capítulo histórico al unirse a los trabajadores en huelga de la industria automotriz en Detroit, convirtiéndose en el primer presidente de Estados Unidos en mostrar un respaldo público tan significativo a un movimiento sindical.
Durante su visita, Biden expresó un sólido apoyo a las demandas de los trabajadores, que incluyen un aumento salarial del 40% y mejores condiciones laborales.
En un momento en que las compañías automotrices están reportando ganancias considerables, el presidente destacó el papel fundamental que el sindicato United Auto Workers (UAW) desempeñó en la recuperación de la industria tras la crisis financiera de 2008.
Este gesto sin precedentes podría tener un impacto duradero en la política laboral de Estados Unidos y en las relaciones entre el Gobierno y los trabajadores sindicalizados.