El purépecha, antes conocido como tarasco, es una lengua indígena originaria de Michoacán, hablada hoy por alrededor de 140 mil personas. Su origen sigue siendo un enigma para la lingüística, ya que no guarda parentesco comprobado con otras lenguas, aunque algunos estudios han señalado posibles similitudes con idiomas de Sudamérica.
Las fuentes históricas indígenas permiten asomarse no solo a la estructura del idioma, sino también a la forma en que los pueblos prehispánicos se percibían entre sí. A partir de estos registros surge una pregunta clave: ¿cómo nombraron los purépechas a la antigua capital del imperio mexica y a sus habitantes?
De acuerdo con los documentos coloniales, los purépechas llamaron a México-Tenochtitlan “Echero”. Este término proviene de “echeri”, que significa “tierra”, y del locativo “rhu”, y puede traducirse como “lugar de tierra” o “tierra echada a mano”. El nombre alude a una de las características más distintivas de Tenochtitlan: su construcción sobre islotes artificiales en el lago de Texcoco.
Del topónimo “Echero” derivó también el gentilicio con el que los purépechas se referían a los mexicas: “Echero ireti” en singular y “Echero iretiecha” en plural. La palabra “ireti” significa “morador” o “habitante”, mientras que “cha” funciona como pluralizador, por lo que el término puede traducirse como “habitante de la tierra echada a mano”. En los vocabularios y gramáticas purépechas del siglo XVI, estas expresiones fueron registradas y traducidas simplemente como “mexicano” o “mexicana”, en referencia directa a los tenochcas.








