
Detrás del personaje entrañable de Doña Clotilde vivía una mujer marcada por la guerra, el exilio y la valentía. Su vida fue mucho más que risas y vecindades: fue una historia de resistencia.
La mayoría del público latinoamericano la recuerda como la Bruja del 71, aquella vecina del Chavo que aparecía de golpe con escoba en mano, mirada enojona y un corazón sensible que latía solo por Don Ramón. Pero Angelines Fernández fue mucho más que ese personaje. Fue una exiliada política española, actriz de la Época de Oro del cine mexicano y una mujer que resistió desde las sombras al franquismo.
De la Guerra Civil al exilio
Angelines Fernández Abad nació el 9 de julio de 1922 en Madrid, España, en un país profundamente dividido por tensiones políticas y sociales que pronto estallarían en la Guerra Civil (1936–1939). Tenía solo 14 años cuando vio caer su país en una espiral de violencia.
Simpatizante de la causa republicana, como muchas personas del mundo artístico e intelectual de la época, Angelines vivió de cerca los horrores del conflicto. Aunque los detalles sobre su participación en la resistencia no están del todo documentados, allegados como Ramón Valdés afirmaban que había sido una “guerrillera”, una combatiente desde la retaguardia, involucrada en tareas de logística, comunicación o apoyo, que bastaban para ser perseguidas en la dictadura franquista.
Tras la victoria del general Francisco Franco, Angelines se vio obligada a abandonar España. México, gracias a la política solidaria del presidente Lázaro Cárdenas, se convirtió en refugio para cientos de republicanos españoles. Fue ahí donde comenzó su nueva vida.
México, tierra de oportunidades y arte
Lejos de su tierra, Angelines Fernández empezó desde cero, pero contaba con una sólida formación teatral y una voluntad férrea. En los años 40 y 50, comenzó a abrirse paso en el cine mexicano, actuando junto a leyendas como Cantinflas, Tin Tan y Pedro Infante. Participó en más de 20 películas y demostró su versatilidad tanto en la comedia como en el drama.
Fue parte de una generación de actrices que desafiaron estereotipos y se ganaron un lugar en una industria dominada por hombres. Sin embargo, el papel que la haría inmortal llegaría más tarde, en una humilde vecindad ficticia.
La Bruja del 71: ternura disfrazada de enojo
En los años 70, Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” la invitó a formar parte del elenco de El Chavo del 8. Así nació Doña Clotilde, conocida por los niños del programa como la Bruja del 71, por su atuendo oscuro y misterioso número de apartamento. Aunque en la ficción era objeto de burlas, en la realidad Angelines dotó al personaje de dignidad, ternura y humanidad.
Su actuación como la solitaria vecina enamorada de Don Ramón no solo arrancaba carcajadas, sino que también generaba empatía. Era una figura entrañable, una mujer que luchaba contra el rechazo con una mezcla de dignidad y comicidad que aún conmueve.
Una amistad legendaria con Don Ramón
Su química con Ramón Valdés (Don Ramón) fue tan genuina que muchos fans pensaron que tenían una relación sentimental fuera de cámaras. Aunque siempre lo negaron, eran amigos muy cercanos. Valdés la llamaba con cariño “mi guerrillera”, aludiendo tanto a su pasado como a su fuerza de carácter.
Cuando Valdés falleció en 1988, Angelines fue de las primeras en llegar al velorio, y según testigos, pasó mucho tiempo sola junto a su ataúd. Fue un momento que marcó profundamente a quienes la conocieron.
Una vida privada discreta
Pese a su fama, Angelines Fernández era reservada y poco dada a los reflectores. Nunca se casó, tuvo una hija llamada Paloma Fernández, y dedicó su vida a su trabajo, su familia y sus recuerdos. Nunca renegó de su pasado como exiliada, pero tampoco lo convirtió en bandera pública. Su lucha fue silenciosa, pero constante.
El adiós de una leyenda
Angelines Fernández falleció el 25 de marzo de 1994, a los 71 años, víctima de cáncer de pulmón, producto de años de tabaquismo